martes, 30 de junio de 2015

BARRAN SU CASA, POR FAVOR

Dos jubilados en la grada de sol de Zamora. 30€ cada uno.
En estas ferias de junio, como en las de septiembre, se refleja el estado real de la tauromaquia, porque es cuando se ve el toro medio, en las plazas medias y en las ciudades medias. El estado medio. Y el estado medio deja claro que las figuras lo son por algo, que nadie les regaló el título, que ejercen de figuras en lo bueno y en lo menos bueno y que hay otros toreros que son realidad y que les aprietan fuerte, como es el caso de López Simón (Istres), Jiménez Fortes -tras salir de ‘ultratumba’- y José Garrido (ambos en Badajoz), Joselito Adame (Burgos) y David Galván (Algeciras). El estado medio dice que las plazas se llenan muy a medias. Y eso es muy grave. Que si la crisis, que si los ataques antitaurinos, que si la caló, que si la abuela fuma.

viernes, 5 de junio de 2015

UN HOMBRE EN LA HOGUERA

Han quemado a un hombre. Lo han tirado a la hoguera. Un hombre vestido de torero que ha levantado la ira feroz de Madrid mientras el ganadero de seis toros imposibles se sacude las cenizas que se posan sobre sus hombros. Han quemado a El Cid, que llegaba moribundo, y Madrid ni le ha otorgado el sentimiento de piedad con el que siempre ampara a los débiles. Seis grises sin humillación ni fiereza, sin sembrar el terror ni la gracia, se han llevado por delante a los restos de un torero que en su cabeza quería imponerse, reverdecer laureles ya caducos, mientras su cuerpo caminaba entregado hasta la última hora, la hora de arder.

jueves, 4 de junio de 2015

MUCHO MÁS QUE UNA OREJA

Lo habitual es poner la oreja por delante y aclarar que en esta tarde, amén de la casquería, hubo mucho más. Una oreja en Madrid es una gran noticia. Una oreja cortó un bragado Escribano, Manuel, al sexto de corrida, toro con disparo y trama en un acto que tuvo emoción. Era el postre de una tarde en la que hubo torería a raudales de Urdiales, con su embroque de reunión, su concepto de clasicismo, de pierna y pecho, de amarrarse, también, cuando amenazaban guadaña. Hubo, también, una tarde de figurón del toreo de Castella, actuación oculta, sin revuelo, sin demasiado eco, sin el éxtasis de los días de atrás pero tan cara o más que las que lo convierten en el triunfador de San Isidro 2015. Por todo eso, mucho más que una oreja hubo.

miércoles, 3 de junio de 2015

LA PIFIA PERFECTA

Si los alemanes son sinónimo de perfección, esta Beneficencia la parió Merkel. La pifia perfecta, tan bien organizada, que si usted quiere una pifia sobresaliente, llame a Las Ventas y pregunte por el jefe de esta obra. Todos a una. Los de los toros, los de los toreros, los del viento, los del público, todos trabajando para que la pifia saliese de diez. Una pifia normal la logra cualquiera. Ahora, lo que verdaderamente tiene mérito es una pifiarla así, durante dos horas y con los mejores. Ni el líder Juli, ni el triunfador y rey de esta Feria Perera, ni los toros de Victoriano, que son los del éxito siempre, ni siquiera el sobrero de Montalvo, nadie rompió la perfección de la pifia perfecta, tan lograda ella que será difícil que buscándola vuelva a salir tan aburridamente precisa.

martes, 2 de junio de 2015

TRES HOMBRES VENDIDOS

Tres hombres vendidos y otros trescientos que vinieran. Tres eran tres y ninguno era bueno, como en aquel poema popular se decía de las hijas de Elena. Ni el avezado Encabo, ni el sereno, experto y valiente Robleño, tampoco el tesonero Aguilar, ninguno valía para los hondos toros de Cuadri. Sin embargo, los toros le tenían que servir a los toreros. Ese era el empeño de la afición que acudió, esta vez sí, al reclamo del hierro de la H tendida. Que el toro se paraba, la culpa era del torero. Que el toro arramplaba con todo, culpa del torero. Que salía con la cara natural, el torero. Ningún torero aprobó, si acaso Robleño, que gastó valor y conocimientos a raudales para saludar una ovación. Los toros, sin embargo, casi se llevan el notable, a tenor de las ovaciones otorgadas, aunque se pararan, aunque no humillaran, aunque se defendieran poderosos, aunque ninguno llegara empujando a mitad de la faena.